La subida de las temperaturas medias está favoreciendo que la oruga procesionaria prolifere en numerosas provincias de España, lo que supone un riesgo serio para animales domésticos como perros y gatos. Son los meses primaverales cuando mas riesgo tenemos de cruzarnos con ellas en parques, bosques e incluso zonas pobladas provistas de arboles. La procesionaria huye de los niveles altos de humedad, deja su nido y baja por el pino en procesión dirigida por una hembra. En ese momento serían una presa fácil para los depredadores si no fueran venenosas. Ahí comienza el problema para los perros.

Cada oruga dispone a lo largo de su cuerpo de unos 500.000 pelos o tricomas especiales que asemejan morfológicamente a pequeños dardos envenenados. Su pequeño tamaño y el hecho de que puedan desprenderse con facilidad implica un riesgo importante de urticaria, no sólo por contacto directo sino también vía aérea a través del efecto de corrientes de viento.

El contacto de los dardos con los humanos y/o mascotas suele desencadenar reacciones cutáneas locales más o menos llamativas, aunque también pueden dar problemas oculares, bronquiales e incluso anafilaxia severa.

La procesionaria (Thaumetopoea pityocampa) es una oruga muy peligrosa para nuestros perros, ya que el simple contacto con ella puede provocar una urgencia veterinaria. En los casos más graves, cuando hablamos de la ingestión del insecto o del contacto directo con las mucosas, podemos estar ante un cuadro severo, que puede llegar a causar incluso el fallecimiento del animal si no tomamos las medidas adecuadas.

¿Cómo es de peligrosa esta oruga?

La toxina de la oruga procesionaria es especialmente fuerte, pues causa irritación grave e inflamación. Si entra en contacto con las mucosas o con la lengua, la intoxicación puede causar heridas que son susceptibles de necrosarse, es decir, causar la muerte de las células que forman ese tejido, aunque también puede provocar un bloqueo de las vías respiratorias, agravando así el cuadro clínico.

Si hemos detectado la presencia de la oruga procesionaria en nuestro jardín o en los alrededores, será imprescindible tomar ciertas precauciones siempre que salgamos a pasear, así como conocer algunas de las señales que indican una posible intoxicación en nuestra mascota.

Síntomas de la oruga procesionaria en perros

  • Hipersalivación
  • Inflamación de la piel
  • Reacción alérgica
  • Irritación de la piel
  • Ampollas
  • Úlceras
  • Inflamación de la lengua
  • Lengua roja, amoratada o negra
  • Malestar general
  • Nerviosismo
  • Rascado excesivo
  • Problemas al respirar

Estas son algunas de las señales más frecuentes que podemos observar tras el contacto de una procesionaria con nuestros perros, pero existen muchas más.

¿Qué podemos hacer entonces si nuestro perro ha tenido contacto con una oruga?


No hay remedios caseros. Es importante llevar al animal a un veterinario.

Un perro puede fallecer en apenas 3 ó 4 horas. Si sería recomendable, en un primer momento, lavar con agua caliente la zona afectada, pero sin frotar porque al hacerlo se rompe el pelo de la oruga y se liberan las toxinas encerradas en él. En el 99% de los casos la zona con la que entran en contacto suele ser los labios y la lengua. En muy raras ocasiones, suelen aspirar un pelo.

¿Cómo sé si mi mascota está afectada por un ataque de procesionaria?

  • El perro se frota con las patas en el hocico y también restriega la cabeza contra el suelo. De forma compulsiva. Es un síntoma inmediato.
  • La cianosis, que puede aparecer en menos de una hora. Se caracteriza por la coloración azulada de la piel y las mucosas. La lengua se pone negra y se hincha, así como la cabeza y el cuello.
  • Aparecen convulsiones, resultado de el shock anafiláctico. Al fin y al cabo es una reacción inmunitaria generalizada del organismo del animal, potencialmente mortal.

Las leyendas urbanas insinuan que una inyección de Urbasón en casa puesta por el propietario sería suficiente. Pero no es verdad. Una picadura de avispa y el ataque de la procesionaria pueden presentar cuadros similares, por eso el perro debe ser evaluado siempre por un profesional. Aunque el tratamiento será a base de corticoides, es muy importante tener en cuenta variables como el peso, la raza o el cuadro clínico de cada animal.Cualquier variable que pasásemos por alto sería una sentencia de muerte para nuestro amigo.